Ya a punto de
salir para España, os dejo mi última aportación al blog, dentro de poco otros
contaran sus experiencias y pensamientos. Un consejo para todos ellos: llevad
una linterna y cercioraos de que podéis hablar con vuestro teléfono desde donde
estéis ya que no todas las operadoras tienen conciertos con todo el mundo (como
me ha ocurrido a mí)
Tres son las
virtudes teologales que aprendimos siendo niños. Fe, Esperanza y Caridad.
La Fe es una
virtud poderosa capaz incluso de mover montañas, pero es una virtud volitiva,
podemos o no tener fe, es más, en ocasiones tiene grados y, así, decimos que
alguien tiene una fe ciega en algo o que se es un hombre con poca fe en algo.
La Caridad, la
virtud más dulce, también depende de la voluntad, y se puede ejercer en forma
de limosna, forma más fácil de ejercer la caridad, y también en forma de
entrega a los demás. Las hermanas son ejemplos tangibles de Fe y de Caridad
llevados hasta sus últimas consecuencias y sólo comprensible por su Amor y dedicación a
Dios.
Me referiré por
último a la Esperanza, es la única innata, la única que no depende de la
voluntad, siempre queda algo de esperanza, por eso es lo último que se pierde.
El ser humano, es
increíble, decía un anuncio publicitario hace algunos años, en efecto, lo es,
tiene potencialidades para realizar tareas increíbles, podemos ser capaces de
cambiar un poco y así lograr cambiar un mucho, como dice nuestro lema, con esa
Esperanza de que es posible me despido de los que habéis seguido este blog, no
sin antes decir que este viaje ha dejado una huella profunda y que constituirá
una nueva visión de las cosas.
Os dejo una frase y una imagen
para la Esperanza
“MAROMAK
HELU HO ITU” que, en Español, viene a significar que Dios esté con nosotros