Ayer conocí a otro amigo de Karit, a Rafael. Hoy tiene 26
hijos, y son mucho mas mayores que él.
Así me describía a las personas mayores que hoy viven en la “Casa-Hogar
para Ancianos en Abandono” en Callao, Lima. Rafael ha decidido dar su vida al cuidado
de sus abuelos. Pero ojo: Rafael no los cuida, Rafael los quiere. Los acompaña
en su vejez, les ofrece un hogar y el cariño de un padre. Existe una maravillosa
diferencia entre cuidar y querer.
Me presento uno a uno a sus abuelos y luego nos sentamos en
una salita pequeña, con el ruido de fondo de un televisor, y comenzamos a
charrar…
Hablamos de la juventud, de aquel primer anciano, de la primera
casa y del deseo de ocupar toda la manzana.
Hablamos de la ayuda recibida, de las colaboraciones, de los
abrazos y las sonrisas, de los amigos y de los proyectos compartidos.
Hablamos de sus abuelos, de aquellos que no están identificados,
de los que solo hablan quechua, de los celosos y de los que se sienten reyes de
la casa.
Hablamos también de las acciones mas míseras del ser humano.
Pero terminamos hablando del sazón de la vida, del sentirse
feliz, de saber que es este el camino.
Salí del hogar de ancianos de Callao sintiéndome afortunado
de haber compartido un rato con Rafael. Conocí a una persona integra y
verdadera, aprendí mucho. Nos faltó tiempo, pero la Hna. Carmen y Eulogio
aguardaban en el coche y aún nos esperaban en otros sitios.
Me dijeron antes de viajar a Perú, que era importante ir a
visitarlo, no se equivocaban.
Me dio tiempo a tomar su correo, estaba escrito en la fachada. Desde el coche, ya en marcha, lo he anotado para mi
y para vosotros. Lo guardo para que me lo pidáis, y si un día vais a Lima le deis un abrazo de mi parte, o por
si queréis escribirle mañana un correo, tal vez no conteste rápido porque estará
ocupado atendiendo a sus hijos, pero seguro que cuando lo lea se alegra de
volver a saber de sus amigos de Karit, y de nuevo nos siente cerca.
Desde los últimos y con ellos se termina siempre hablando de la felicidad... siempre de lo que todos buscamos, anhelamos, deseamos en este proyecto que pasa sólo una vez, única e irrepetible como nosotros, la vida... ¿Por qué pasa esto? Porque en los últimos nos jugamos la dignidad del hombre, creado para el paraíso, creado para el encuentro y para la felicidad. En ellos vemos nuestro privilegio y su realidad, el contraste de las circunstancias y el brillo de la dignidad del hombre. Es ahí donde las preguntas importantes de la vida fluyen, donde los cimientos de la condición humana tiemblan y se recolocan... por eso hablamos de felicidad, de proyecto, de verdad y de la Verdad cuando son los últimos los protagonistas. Rafael ha hecho de ellos, con ellos y en ellos su proyecto de felicidad... de tu encuentro, amigo Raúl, se desprende la necesidad que tenemos todos que ellos ocupen un lugar en nuestra vida para ser felices. Gracias. Dios te bendiga.
ResponderEliminarGracias, Raúl, cada vez que nos hacemos presente en la vida de esa hermosa labor de acoger a los mas indefensos y llenos de sabiduría, aprendemos cosas nuevas. La ancianidad nos descubre vida, talento, don y entrega. Karit recibe y da a través de ellos y de ti no importa el tiempo de compartir ... La semilla y de lo poco se hace mucho. Gracias por descubrir su riqueza y compartirla. Abrazos. Hna. Arlyn
ResponderEliminarAlguien que estaba conmigo cuando le conocimos hace unos años me decía que Rafael es "un angel"....
ResponderEliminarAsí lo sentimos cuando lo vemos cuidar y querer a sus "abuelos", cuando nos muestra su vida como auténtico testimonio de fe y esperanza. Desde la sencillez, desde la humildad... se da sin medida.