Hola
amigos. Aunque ya os escribo desde España siento que todavía no me he ido de José
Gálvez. Demasiados recuerdos y demasiadas personas.
Estoy
venga a darle vueltas… y creo que es justo eso, las personas. Acercarme a ellas
es lo que ha hecho de esta experiencia una oportunidad no sólo de conocer sino
de crecer.
Estamos
acostumbrados a descubrir lugares; su historia, su gastronomía, su arquitectura...
Lo hacemos con guías turísticos y revisando en internet cuales son los sitios que
no nos podemos perder. Intentamos coger una habitación cerca del centro, y nos
sentimos decepcionados si no nos ha dado tiempo a visitar alguno de los hitos
que venían en aquel mapa que nos dieron en la oficina de turismo.
Pero José
Gálvez lo he conocido de verdad, junto a su gente. Me he sentado a compartir con ellas, y
cada una de ellas ha sido mi guía. Lo hemos hecho sin prisa, disfrutando de
cada momento. Me han contando de donde venían, como llegaron, como han crecido
y como están hoy. Hemos comprado en sus mercados, “en el del 5”, y hemos
compartido su gastronomía en cada una de sus casas, también en sus comedores
populares. Hemos hablado de sus fiestas, algunas he tenido la suerte de vivirlas
junto a ellas.
Personas
que no han dudado en abrirme sus puertas, no sólo las de su casa, también las
de su vida. Y ahí estaba Karit! En cada conversación, en cada parte del camino
y en cada mirada. No me puedo sentir mas agradecido y afortunado. Gracias a
cada una de esas personas por su generosidad, por enseñarme tanto.
25 días
muy intensos. Entiendo ahora por qué me hablaban de volver a Perú, de volver a José
a Gálvez.
Termino
compartiendo con vosotros unas líneas que me envío la Hna. Zelia, otra
buena amiga de Karit.
“José
Gálvez es parte de un gran arenal, donde nosotros como una MISMA FAMILIA EN EL
CARMELO Y EN KARIT hemos puesto nuestra tienda, por invasión, como las otras
familias. Donde hemos echado raíces sobre la roca.”
Gracias
Karit.
Gracias Perú.