Gracias a todos los que me han hecho algún comentario, me hace sentirme más acompañado.
El domingo emprendí el viaje a Bobonaro, el viaje duró unas 6 horas transitando por carreteras que en algunos tramos eran francamente malas a pesar de que, al principio, esta carretera comunica la Capital de Timor, Dili, con Indonesia, así llegamos aun lugar en el cual la carretera se bifurcaba bien para seguir hacia Indonesia, bien para, como fué nuestro caso, diribgirnos hacia Bonovaro. La carretera empeoró, desde la orilla del mar comenzamos a subir montaña tras montaña atravesando por lugares escabrosos, llegamos a Malina donde la carretera nos concedió una tregua, al abrirse y atravesar unas llanuras hasta ahora desconocidas, se ve que es un lugar próspero; lo bueno se acabó y empezamos a encaminarnos hacia mi destino: Bobonaro, si hasta ahora las carreteras eran mala, ahora empeoraron, atravesando paisajes de auténtica selva tropical, pasando por vericuetos que sobrecogían tanto por la altura a la que nos encontrábamos como por los precipicios que se abrían, unas veces por la derecha, otras por la izquierda.
Al día siguiente las hermanas me presentaron a los vecinos que acudieron a la Iglesia, todos ellos, gente sencilla, amble y acogedora, me tomaron mis manos y llevaron su frente hacia ellas, con una actitud de respeto y de casi admiración que me sobrecogió. Después de un rato, visitamos la Escuela de Santa Teresita, dónde Zaragoza ha contribuido: Queridos compañeros, todos, pero especialmente mis compatriotas mañicos: la mejora que se ha conseguido es extraordinaria. Los niños...¡¡¡como son!!!, me reservo las imágenes, incluso alguna grabación para comentarla cuando regrese. Más tarde pase consulta allí, enfermedades de todo tipo unido a los pocos medicamentos disponibles, hicieron este cometido arduo y difícil. Viene a mi memoria la imagen de Delicia, una niña de unos 5-6 años de edad, su simpatía unido a la belleza de sus rasgos enmarcados por un pelo rubio me impresionaron, debido en parte a mi torpeza y, también, en parte a que el día anterior se fue la luz, no tenía batería en la cámara y me quedé, nos quedamos todos los que compartimos este blog, sin poder tener una imagen suya. Al día siguiente acudimos a Haubá, un pueblo más arriba de las montañas, de camino nos desviamos un poco para acceder a "Marobo Bo Manas", este lugar es un manantial de aguas termales sulfurosas, que en tiempos de la etapa Portuguesa debió de estar muy solicitado ya que se observan restos de construcciones así como varias piscinas para tomar los baños, cuando mejoren los accesos que ahora resultan escalofriantes, este lugar puede ser un importante atractivo turístico. Dejamos la zona y nos dirigimos a Haubá lugar donde, de nuevo, pase consulta. Vi enfermedades como Malaria, TBC, Bocios de más de un kilogramo, Parasitosis....y con pocos medicamentos, además de muy caros, para combatirlas. Regresamos a Bobonaro y allí, las hermanas, me comentaron que Bobonaro fue el primer lugar donde accedieron ¡hace 40 años!. Las condiciones que debieron soportar, si ahora son duras, en aquel entonces debieron ser extremas. Semejante acto de valor, de Fe y de entrega por parte de ellas hace que todos los esfuerzos que podamos hacer merezcan la pena. Pido a todos que se acuerden y recen por todas ellas ya que están haciendo una labor para la que, tal vez, sólo la palabra sobehumana, pueda describirla.
Durante el trayecto de vuelta, como durante el de ida, sorprende ver largas filas de niños a veces en grupos, otras en parejas y solos que van caminando, todos perfectacmente uniformados, conformando hileras variopintas, que confluyen por la mañana en un punto para luego, desde ese mismo punto divergir a medioda; ese punto es la escuela a la que muchos de ellos acceden tras varios kilómetros andando con la gracia natural de quienes caminan mucho. Hicimos un breve descanso en el orfanato de Maubara, pero como he de ir allí dejo esta experiencia para cuando regrese.