Bebonuk es un
barrio de Dilli al que se llega enanos 20 minutos desde Fatuhada, que es el
nombre de la casa central donde resido. Al ser un barrio de Dili, la carretera
principal esta asfaltada, por lo menos, hasta que nos adentramos en el barrio
donde la cosa cambia, sin llegar a los extremos de Bobonaro o Edi. Esto no nos
debe llevar a engaño suponiendo que haya menor necesidad, aquí, si cabe, las
diferencias son más extremas
Allí hay una escuela-comedor
para niños y también se pasa consulta, que es lo que he estado haciendo. El
viernes, al igual que ocurre en España, ha habido menos gente y hemos dado un
paseo con la hermana Estrella, que lleva aquí más de 30 años y me ha contado
cosas de aquí..
Me ha explicado
que los niños pagan desde 50 centavos de dólar hasta 6 dólares para comer,
tener uniformes, y recibir clases. Tal vez os parezca mucho, pero si digo que
esa es la cantidad que pagan es ¡por un mes! la cosa cambia.
A pesar de la
proximidad con Dili, se observa que también existen chabolas donde las
condiciones de vida son tan difíciles o más que las que se pueden encontrar en
las montañas. Se ve cómo la ayuda que reciben de Karit se transforma en un
beneficio constante y continuado.
Debemos de ser
conscientes de que todos los esfuerzos se transforman aquí en proyectos reales y
tangibles necesarios para aportar un mensaje de esperanza y para mejorar las
condiciones de salud y de conocimiento, imprescindibles para el desarrollo
humano, complementadas por el apoyo moral y espiritual que proporcionan las
hermanas
Transformar. Esa palabra me gusta. Es clave para lo que supone el desarrollo. La transformación debe ser integral. Quizá en Karit dedicamos todo nuestro esfuerzo en una transformación exterior con los proyectos de ayuda al desarrollo, con la propuesta de cambio de estructuras, de centros educativos, de espacios, de comedores o dispensarios... pero esto debe ser apoyo, ayuda y medio para la transformación interior donde la dignidad del hombre sea reconocido y valorada. Es para mejorar en la justicia, en la paz y en un mundo más fraterno para lo que te tienen que ayudar los proyectos de ayuda al desarrollo. Las hermanas con su perseverancia, constancia, método 'estaláctica-estalácmita', su presencia constante y diaria son elemento de transformación imprescindible. Creo, por tus palabras Rafa, que te estás dando cuenta. Gracias por compartir.
ResponderEliminarQué razón tienes Rafa, al decir que lo que los proyectos aportan es esperanza. Quizá sea eso lo mas importante que aportan. Quizá la salud, el conocimiento, las infraestructuras sean lo inmediato, pero lo que a la larga, lo que queda es la esperanza de cambio integral de las condiciones de vida. Por eso luchamos en Karit. No estamos aquí por la inmediatez del proyecto concreto sino por la transformación a largo plazo de las realidades. Eso es desarrollo, para nosotros la construcción del Reino y eso requiere, sobre todo, esperanza. Gracias por recordarlo. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarBuenos días, Rafa. Leer tus reflexiones, en esta experiencia que vives, es enriquecedor. Ay, el Sur...! Quizá las afueras de nuestra vida propia, adonde hemos mandado a vivir a nuestra conciencia: voz amable, cierta y persistente, relegada a un rincón alejado de nuestra aparentemente mullida existencia en el Norte. Con los proyectos fabricamos herramientas, como quien hace un arado. Sin embargo, el arado es algo inerte, apático. Decir escuela u hospital es decir continente vacío. Son las semillas, el sol, la tierra y el agua para el arado, y siempre las personas, las que llenamos de sentido las palabras dándoles vida auténtica. Por eso las hermanas ahí, y también tú ahora, sois el catalizador, la levadura que da vida a la herramienta para que escuela y hospital cobren vida. Que sepas y transmitas que aquí seguiremos: fabricando proyectos y herramientas para que sus manos, su mente y su corazón, construyan. Miles de gracias, Rafa. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Rafa. Me parece tan hermoso que Dios te regale y nos regale a Karit todas esas vivencias que nos cuentas sobre tu voluntariado. Seguro que la realidad que tocas y palpas ha cambiado y cambiara tu manera de entrega y de disponibilidad hacia los más desfavorecidos. Caminar por Bebonuk, ver y tocar la vida y las experiencias de tantas hermanas y concretamente de Hna. Estrella es un regalo hermoso de Dios. Pasar consulta, oír y ver es un don que seguro sigue ayudando y transformando la vida de Karit y la de todas las Delegaciones como la de Zaragoza que recuerdo que con la gran crisis del 2003 a mi me ayudo mucho a trasformar vidas enfermas y mejorar la educación de Bebonuk. Y tienes razón ... Que son 50 centavos... Que dulzura adquiere un plato de comida, una consulta de malaria y desnutrición ... Transformar... Las realidades es un reto que nos interpela, nos cuestiona y nos hace ser cada día más generosos y disponibles a asumir el plan de Dios. Abrazos.
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